Durante la pasada retransmisión del Sorteo de Lotería Nacional de “El Gordo de Navidad”, pasó algo curioso. Una de las niñas que cantaba los premios, de repente, comenzó a cantarlos alargando las vocales hasta límites insospechados para una niña de su edad.
El público asistente al sorteo y estoy seguro que los miles (o millones) de personas que lo escuchaban en su casa o trabajo, fueron sacados del monótono mantra de números y premios repetidos con el mismo soniquete, por la voz clara de una niña que amenazaba con romperse en cualquier momento. Cada pausa al final de la serie, era apoyada desde el graderío con una ovación y poco a poco, la niña se fue metiendo en el bolsillo a toda la sala y me atrevería a decir que a toda la España jugadora de Lotería.
A todos creo que nos apenó que no le tocara cantar el Gordo, que por entusiasmo y esfuerzo bien merecido se lo tenía. A todos nos hubiera encantado ver como cantaba el más esperado premio. No pudo ser, pero se convirtió en «Trending Topic» en las redes y su nombre pasó a la historia de los Sorteos de Navidad.
Esa niña, nos unió a todos a su causa. A todos nos tenía virtualmente empujando y deseando que saliera el esperado “Gordo” durante sus minutos de gloria.
No lo consiguió porque la organización de Loterías le diera un cargo preeminente, ni siquiera gracias a una masiva campaña en redes sociales, no; Lo consiguió con su entusiasmo, con su esfuerzo y haciendo algo diferente.
Tomad nota, líderes del mundo, de la lección de liderazgo de la niña Aya Ben Hamdouch que no escuchareis seguramente en ningun seminario sobre el tema. Tomad nota de cómo para seducir, el primer paso es desempeñar tu propio trabajo con entusiasmo y espíritu de servicio.






